Reflexiones...

En la vida hay experiencias que son especiales, que solo las viven unos pocos afortunados y que sin duda son inolvidables. Pero también hay otro tipo, son esas que las vivimos la gran mayoría de las personas. Una de esas experiencias es la escuela secundaria.

Este singular periodo está acompañado por la adolescencia y todo lo que ella acarrea: granos, hormonas, aventuras, amistades inseparables, ataques de risa espontáneos, amores platónicos, etc. La escuela se transforma prácticamente en nuestro segundo hogar, en ella cada rincón contiene un recuerdo. Allí maduramos, dejamos de ser niños para convertirnos en jóvenes adultos.

Es tan influyente este periodo que muchas veces los roles que nos inculcaron en ella nos acompañan durante años. Nos "etiquetan", nos quieren hacer creer que lo que somos o deberíamos ser esta limitado por determinados paragones(absurdos por momentos).

Allí es cuando nos damos cuenta, que la mayor enseñanza que nuestra querida educación secundaria nos deja, no son ni formulas matemáticas, ni teorías científicas. El tesoro más valioso que en ella aprendemos es a ser nosotros mismos, a ser fieles a nuestra identidad y creencias.